No hagas dieta, mejor piensa en lo que comes [3-11-16]

No hagas dieta, mejor piensa en lo que comes

Una de las principales quejas de los que hacen dietas es que, una vez que las dejan, vuelven a aumentar las libras que perdieron.

Esto se debe a que al poner al organismo en una dieta de hambre éste declara una alerta total en el cuerpo que indica al organismo que debe resistir estoicamente mientras pierde onza a onza la atesorada grasa. Sin embargo, desaparecida la señal de alarma empieza a recuperar el peso perdido y a veces más del que tenía.

Para evitar la tragedia de estar haciendo nuevas dietas cada dos o tres meses, es mejor que mire a su cuerpo lo mismo que si se tratara de un niño pequeño al que cuidamos y observamos cuidadosamente para que mantenga su alegría y su buena salud.

Si sigue con atención estas sugerencias y las incorpora a su vida diaria, no sólo bajará de peso, sino que podrá mantenerlo sin tener que estar pasando por la angustia de ver una fea imagen en el espejo, de no poder ponerse esa ropa que tanto le gusta y de vivir toda su vida a régimen.

Primer frente: la ‘batalla’ contra la grasa

La primera medida que debe tomar para tener conciencia de este plan de batalla permanente es que... tiene que recortar el consumo de grasa, sobre todo la que viene en forma de postres, cremas, mantequilla, embutidos y alimentos fritos. No olvide que la grasa contiene más calorías (unas nueve por gramo) que las proteínas y los carbohidratos, que tienen alrededor de cuatro.

La amenaza de cada día: el pan

Trate de evitar tener pan o galletas en casa, pero si los tiene, procure que sean de trigo integral. El problema no está en comer un poquitín de ellos, sino que casi siempre cedemos a la tentación de untarles un poquito de mantequilla, queso crema y jaleas deliciosas que aparecen en nuestras manos por arte de magia. Nos es difícil resistir ese aroma que nos llega de la panadería en la tienda de autoservicio, y ni decir del cafecito con la dona.

Si la tentación es muy grande... cuide el tamaño de la porción que come.

Manténgase alerta

Éstas son medidas generales de extrema importancia en nuestra guerra permanente.

Quítele la grasa a cualquier tipo de carne que coma, así como la piel al pollo. Para preparar platos con carne molida, utilice carne molida de pavo o de pollo. Pida que muelan cortes magros si va a comprar carne molida de res o puerco, quizá le cobren más, pero vale la pena. Una vez cocinadas las carnes, elimine el exceso de grasa, sobre todo el que quedó en esa deliciosa e inocente salsita.

Use substituto de grasa en spray en lugar de aceite o mantequilla.

Cuando coma fuera, pregunte si la carne ha sido preparada al vapor o a la parrilla.

Pida que le pongan las salsas y aderezos al lado del plato para que pueda limitar su consumo. Evite las salsas terminadas en “esa”, como la mayonesa, la holandesa, la lionesa... la bernesa.

No tenga mantequilla en su casa... o compre la baja en grasa o la que parece mantequilla pero no lo es (ésta viene en dos presentaciones, prefiera la light o ligera). Utilícela para untar sólo un poquito en galletas de sal o galletas tipo melba, que son bajas en grasa. También utilice este tipo de mantequilla o substituto cuando desee agregarla a sus papas o verduras.

Si le traen la comida cubierta con una capa de grasa, elimine la mayor cantidad que pueda con una servilleta de papel... incluyendo la de las hamburguesas.

Vigile al enemigo oculto tras las diferentes variedades de pan dulce, las galletitas, los panecillos. Es más, es bueno que los coloque sobre una servilleta de papel para que compruebe la cantidad de grasa que se oculta detrás de su aspecto deliciosamente inocente.

Usted podrá liberarse de las dietas si planea cuando necesite hacerlo, si improvisa en situaciones que lo requieren, si se da la oportunidad de leer etiquetas, de preguntar la forma en la que están preparados los platillos que coma fuera de casa y si desarrolla un gusto por alimentos sanos y bajos en grasa. ¡Libérese del yugo de estar a dieta una y otra y otra vez!